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Relato 1

  • Posted: 9:18
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  • Author: Mr Edú Ortibar

espero que les guste...
Jared en el espejo

Cuando desperté, salió el sol, ahí estaba, mirando el cielo mientras me perdía buscando cosas infinitas, acostado sobre la cama de arena, jamás imagine una imagen tan perfecta, todo empezó ayer cuando desperté en mi hamaca verde, los pájaros no dejaban de cantar con jubilo y sin preocupación, mientras me veía al espejo miraba mis ojos, mi boca, mi nariz, mi cabello, mis orejas y todo mi cuerpo, no dejaba de verme, por mas que trataba de buscar alguna explicación, no encontraba la respuesta a lo que sentía al verme, si conformidad o asco.
Reía, gritaba, lloraba, era solo yo, nadie estaba en la cabaña, como siempre, no sabia donde estaban, los ruidos de la cuidad se escuchaban a lo lejos, jamás vi a alguien, pasar cerca de mi.
La mente brillante, la que nos engaña y la que nos dice la verdad. Me tenía confundido y atrapado en una mentira. ¿Era un sueño? Un sueño remoto y moribundo. Que posiblemente, algún día me diría la verdad. Sin nadie que se preocupase por mi, ahí estaba, mirando la mesa, simplemente la jarra de vidrio con agua, y junto de ella una piña, cuatro pares de ciruelas pasas, y mi vaso verde favorito.
Paso la mañana, y se convirtió en tarde, solo miraba la sombra de mi rehilete, girando rápidamente, y tomando un vaso de agua, el viento que avisaba tormenta en la noche, ya era muy tarde para desayunar y merendar, miraba el mar desde mi ventana, que envidia me daba, el agua azul no tenia problemas, era tan feliz moviéndose siempre y haciendo sentir paz a quien la viera. Las aves volaban sin cesar, sobre el mar, y se reflejaban, los peces saltaban a lo lejos, mientras veía un pez saltar tome otro vaso de agua y comía piña, al parecer había perdido el sentido del gusto, por que no me sabia a nada, la vida me había quitado el gusto, bueno yo me quite ese gusto.
El viento estaba totalmente loco, y Salí corriendo de la cabaña a la orilla del mar, con mis ciruelas pasas y un espejo de mano, me senté en mi roca favorita y me mire, mis ojos eran como la roca marrón de la otra orilla que se veía a lo lejos, con un tono verde en la orilla, como las algas que estaban debajo de mi roca favorita, mi rostro no decía nada, todo demacrado, mis pecho, mi abdomen, no parecía normal, podía contar mis costillas, mis piernas eran mas delgadas cada instante, mis brazos parecían palillos, podía ver los huesos de mis dedos, las venas saltaban a la vista sin duda alguna. Mire mi rostro por ultima vez sobre el agua azul, y sonreí, mis encías estaban inflamadas, no era una sonrisa agradable, mi piel estaba toda rasposa, opaca sin vida. Puse el espejo a mi derecha, comí las ciruelas pasas. Y me desmaye.
Por la mañana desperté, vi el cielo, el mar, la arena y a mi rostro por el espejo y lo primero que vi fue sangre que salía por mi nariz, me acosté en la cama de arena sin querer.
Aun me acuerdo de eso, como olvidarlo, lo puedo ver aun, puedo ver mi cuerpo cerca de la orilla del mar, mi cuerpo sin moverse como el mar azul, sin vida ¡no se movía!
Y así fue cuando salió el sol, mire al cielo, mientras me perdía buscando cosas infinitas, acostado sobre mi cuerpo inmóvil sobre la cama de arena y mi espejo .
Ahora se, que deje pasar mi vida. Se fue muy lejos de aquí, y no regresara, jamás.

Edú Ortega Ibarra